Augurio de Alegría

Ciertas imágenes quedan fijas en la memoria, a veces recónditamente ocultas, y resurgen de múltiples maneras en la reminiscencia o en los sueños. Son evocaciones que reflejan determinadas épocas de vida o momentos gratos de belleza, ternura o alegría. Las luces de la nostalgia que nos iluminan al resurgir y nos inducen a plasmarlas. Al fijarse en la materialidad de la pintura adquieren mayor relieve por la pureza del encantamiento de las pinceladas. 
En estos cuadros en técnica mixta las figuras aparecen definidas en sus contornos dentro de la atmósfera de ensoñación que generan los difuminados fondos policromáticos. Son cuadros donde resaltan fragmentos de vida percibida en los recintos íntimos o en las calles, superponiéndose algunas veces como ocurre en el devenir de los recuerdos. De ahí que haya figuras que imponen su presencia en la composición y otras que la sugieren en nebulosidades o en los detalles de la caligrafía, los grafitis o algún letrero. 
Mujeres concentradas en los pormenores de su arreglo personal, niños en los momentos del juego, escenas vistas al paso por las calles, momentos de quietud en el seno familiar, el equilibrio de la danza. Todos estos cuadros de Inmaculada destilan estados de serenidad, instantes de introspección con el aura presentida en derredor. 
Así como las imágenes percibidas han quedado latentes en la memoria de la artista, estas plasmaciones se insertan en nuestra interioridad como si también hubieran sido vivencias nuestras.   
 JORGE CORTÉS ANCONA